“La universidad como se hace alusión en la construcción de esta palabra, tiene como misión fundamental, transmitir y construir conocimientos universales. Es en este espacio educativo donde se crea el saber, a través de una formación integral, donde el principal objetivo es lograr que cada estudiante, a través de sus potencialidades, capacidades y habilidades, pueda constituirse en un agente de desarrollo para su país. Sea un profesional comprometido no sólo con su realización personal, sino con la realización de su sociedad y es por ello que la universidad los prepara brindándoles las herramientas necesarias para que su contribución sea eficaz y permanente.
En este sentido, la Pontificia Universidad Católica del Perú, desde la búsqueda de la verdad, respeto por la dignidad de la persona, pluralismo, responsabilidad social y compromiso con el desarrollo, honestidad, solidaridad y justicia, todos ellos valores sobre los que está cimentada su accionar desde 1917, año de su fundación, contribuye –qué duda cabe- al desarrollo de nuestro país a través de la formación de profesionales íntegros capacitados para afrontar retos de gran envergadura.
Es por ello que a través de sus programas de pre grado, maestría, doctorado y diplomados la Universidad Católica forma y capacita valiosos recursos humanos, y lo realiza enmarcada en la misión institucional que es (y cito textualmente) “la Pontificia Universidad Católica del Perú es una comunidad académica inspirada en principios éticos y valores católicos, creadora y difusora de cultura, saber y conocimiento, promotora del cambio, dedicada a la formación integral de la persona, para que ella haga del estudio un instrumento de su propia realización y se capacite para asumir y resolver problemas fundamentales inherentes al ser humano y a la sociedad”.
Por esta razón, hoy 24 de marzo de 2007, cuando nos encontramos en la estación otoñal y cuando las garúas acompañarán nuestros pasos con más frecuencia, recordaremos que hace casi un año, nos inscribimos en un Diploma de Especialización, acaso con la esperanza de teorizar la experiencia profesional con la que ya contábamos. Y elegimos Católica, porque reconocemos su prestigio ganado con mucha justicia, y porque sabíamos que al finalizar el Diploma, egresaríamos con las herramientas necesarias para desempeñarnos de la mejor forma en nuestros centros de labores.
Ya pasaron las épocas de trabajos grupales, de clases a las cuales llegábamos corriendo, pues salíamos luego de concluir la jornada laboral y nos desplazábamos en medio del caos vehicular que caracteriza nuestra querida Lima… en medio de combis que avanzaban al ritmo de un regetón. Ahora somos egresados del Diploma que elegimos estudiar y hoy sólo queremos decir gracias Católica por brindarnos conocimientos, por darnos las herramientas, porque ahora estamos mejor preparados, y porque desde que iniciamos el Diploma te llevamos con cariño y respeto, pues juntos caminamos estos nueve meses, y porque ahora tenemos un lazo indestructible… un lazo que sólo el tiempo hará que se consolide y fortalezca…
Gracias Católica…y hasta siempre…”
Durante 2006 decidí estudiar el Diploma de Especialización en Diseño y Gestión de Proyectos Sociales en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En la ceremonia de clausura de este diploma y de otros diplomas más, pronuncié este pequeño discurso en representación de los egresados. La ceremonia se realizó el 24 de marzo de este año.
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