viernes, 30 de noviembre de 2007

Un pequeño discurso en la Católica

“La universidad como se hace alusión en la construcción de esta palabra, tiene como misión fundamental, transmitir y construir conocimientos universales. Es en este espacio educativo donde se crea el saber, a través de una formación integral, donde el principal objetivo es lograr que cada estudiante, a través de sus potencialidades, capacidades y habilidades, pueda constituirse en un agente de desarrollo para su país. Sea un profesional comprometido no sólo con su realización personal, sino con la realización de su sociedad y es por ello que la universidad los prepara brindándoles las herramientas necesarias para que su contribución sea eficaz y permanente.
En este sentido, la Pontificia Universidad Católica del Perú, desde la búsqueda de la verdad, respeto por la dignidad de la persona, pluralismo, responsabilidad social y compromiso con el desarrollo, honestidad, solidaridad y justicia, todos ellos valores sobre los que está cimentada su accionar desde 1917, año de su fundación, contribuye –qué duda cabe- al desarrollo de nuestro país a través de la formación de profesionales íntegros capacitados para afrontar retos de gran envergadura.
Es por ello que a través de sus programas de pre grado, maestría, doctorado y diplomados la Universidad Católica forma y capacita valiosos recursos humanos, y lo realiza enmarcada en la misión institucional que es (y cito textualmente) “la Pontificia Universidad Católica del Perú es una comunidad académica inspirada en principios éticos y valores católicos, creadora y difusora de cultura, saber y conocimiento, promotora del cambio, dedicada a la formación integral de la persona, para que ella haga del estudio un instrumento de su propia realización y se capacite para asumir y resolver problemas fundamentales inherentes al ser humano y a la sociedad”.
Por esta razón, hoy 24 de marzo de 2007, cuando nos encontramos en la estación otoñal y cuando las garúas acompañarán nuestros pasos con más frecuencia, recordaremos que hace casi un año, nos inscribimos en un Diploma de Especialización, acaso con la esperanza de teorizar la experiencia profesional con la que ya contábamos. Y elegimos Católica, porque reconocemos su prestigio ganado con mucha justicia, y porque sabíamos que al finalizar el Diploma, egresaríamos con las herramientas necesarias para desempeñarnos de la mejor forma en nuestros centros de labores.
Ya pasaron las épocas de trabajos grupales, de clases a las cuales llegábamos corriendo, pues salíamos luego de concluir la jornada laboral y nos desplazábamos en medio del caos vehicular que caracteriza nuestra querida Lima… en medio de combis que avanzaban al ritmo de un regetón. Ahora somos egresados del Diploma que elegimos estudiar y hoy sólo queremos decir gracias Católica por brindarnos conocimientos, por darnos las herramientas, porque ahora estamos mejor preparados, y porque desde que iniciamos el Diploma te llevamos con cariño y respeto, pues juntos caminamos estos nueve meses, y porque ahora tenemos un lazo indestructible… un lazo que sólo el tiempo hará que se consolide y fortalezca…
Gracias Católica…y hasta siempre…”

Durante 2006 decidí estudiar el Diploma de Especialización en Diseño y Gestión de Proyectos Sociales en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En la ceremonia de clausura de este diploma y de otros diplomas más, pronuncié este pequeño discurso en representación de los egresados. La ceremonia se realizó el 24 de marzo de este año.

Mujer: eje del desarrollo sostenible

La mujer es tema central en el Estado Mundial de la Infancia 2007 y en el Estado de la Población Mundial 2006. El primero se titula: La mujer y la infancia: el doble dividendo de la igualdad de género; y el segundo: Las mujeres y la migración internacional.
¿Por qué la mujer es tema central en dos informes globales de gran envergadura?El Estado Mundial de la Infancia 1994 menciona que para solucionar el problema PPA (pobreza, crecimiento de la población, y presiones sobre el medio ambiente) es importante que las mujeres tengan acceso a educación pues de esta forma se retrasa el primer embarazo, se producen mayores espaciamientos entre los nacimientos y se tiene menor cantidad de hijos.
Así los niños están mejor nutridos, tienen mayor rendimiento escolar, y se enferman con menor frecuencia. En consecuencia, una población instruida está en capacidad de conservar el medio ambiente de la mejor forma.
La mujer, entonces, es eje del desarrollo sostenible en el mundo; sin embargo, se la sigue manteniendo al margen. En Situación de la mujer en el mundo, 2000 (Naciones Unidas), se afirma que “casi dos tercios de los 876 millones de analfabetos del mundo son mujeres, según estimaciones de la UNESCO” y que las mujeres continúan percibiendo menor remuneración que los hombres por igual trabajo desarrollado.
La pobreza sigue teniendo rostro de mujer. ¿Dónde queda entonces el principio de igualdad de derechos de hombres y mujeres establecido en la Carta de las Naciones Unidas? La respuesta es compleja.
Pero, ¿se debe buscar culpable? Definitivamente, no. La doctora Roxana Vásquez, en RPP (1999), afirmó que “no se trata de identificar en los sujetos ni en la abstracción: el hombre (...) la responsabilidad de las relaciones de subordinación. Yo creo que son los sistemas sociales los que educan, los que van determinando una serie de patrones (...)”. Afirmación con la que coincido plenamente y a lo cual acoto: el machismo atrapó no solo la mente de hombres, sino también de mujeres; perpetuándose y transmitiéndose de generación en generación, mediante instituciones socializadoras como la escuela y los medios de comunicación.
El trabajo de mejorar las condiciones de la mitad del rostro humano requiere de un esfuerzo conjunto, no solo por establecer políticas sociales favorables sino también –y acaso más importante que lo anterior– por desterrar la creencia de superioridad del hombre sobre la mujer.

El presente es un artículo de opinión que escribí y fue publicado en el Diario Oficial El Peruano, el 23 de agosto de 2007.
http://www.elperuano.com.pe/edc/2007/08/23/opi4.asp

SEIS MESES EN TUMBES: “Guardaparques”

“A TI GUARDAPARQUE DE TUMBES
MI RECONOCIMIENTO, MI RESPETO… Y MI CARIÑO”

Cuando pisé por primera vez suelo de Tumbes sentí un enorme calor. Era julio del año 2005 y el sol iluminaba con sus fuertes rayos el aeropuerto en aquella tarde de jueves: así transcurrieron los meses, entre el abrazante calor tumbesino y el reconfortante y amigable calor de la gente. De hecho, estaba a cientos de kilómetros de mi natal Lima, pero me sentía en casa.
Me alegró mucho saber que como comunicadora podía no solo escribir reportajes, crónicas y noticias, sino también trabajar desde una consultoría para continuar contribuyendo al desarrollo de mi país.
Así fue que empezó mi labor de Especialista en Comunicaciones para el Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes (SNLMT). De esta forma, pude conocer in situ la importante labor que se desarrolla en favor de la conservación del medio ambiente. Uno de los profesionales que hace posible esta labor es el guardaparque, y sobre él escribiré a continuación.
Sin embargo, es necesario comentar que la Jefatura de Áreas Naturales Protegidas de Tumbes y Piura del INRENA tiene a su cargo, además del SNLMT, el Parque Nacional Cerros de Amotape (PNCA), la actual Reserva Nacional de Tumbes (en ese entonces Zona Reservada de Tumbes-ZRT), y el Coto de Caza El Angolo (CCA).
Otro dato: en nuestro país existen 60 áreas naturales protegidas (ANP). Y como se puede observar, cuatro de ellas se ubican al norte del país.
OCHO POR 22.- Los guardaparques trabajan “ocho por 22”. ¿Qué significa? Que van al puesto de control (PC) a donde fueron designados y permanecen allí durante 22 días. Al término de este periodo, regresan a la ciudad, presentan su informe mensual, y se aprovisionan para su próxima estadía en el PC.
Durante los días que permanecen en el PC, los guardaparques se levantan muy temprano, preparan sus alimentos, y se disponen a cumplir las tareas que tienen previstas realizar, como censos de flora y fauna, labores de educación ambiental con la población local, patrullajes por la zona de amortiguamiento, o alguna otra actividad.
Allí están ellos, siempre listos para trabajar. Y es que así son los guardaparques, hombres y mujeres que dedican su vida a la conservación del medio ambiente en nuestro país y lo hacen con dedicación y esfuerzo.
Y no les importa si no cuentan con una cómoda oficina con conexión a internet, o si no pueden despedirse para ir al trabajo, dando un beso en la frente a sus hijos. Porque comprenden muy bien, los sacrificios que hay que hacer, así lo exige su labor, y así lo entienden.
Al culminar los 22 días en el PC, ellos “bajan” a la ciudad. Aquí un interesante detalle en la forma de expresión de los guardaparques. Cuando se dirigen al puesto de control dicen: “Voy a subir” y cuando retornan a la oficina del Inrena en Tumbes dicen: “voy a bajar”. Singular modo de hablar que intenta graficar a través del lenguaje el variado relieve del suelo tumbesino.
Los guardaparques también contribuyen a la conservación del medio ambiente a través de la palabra escrita: Henrry Preciado y Lucho Grippa (guardarparques del SNLMT) escribieron el artículo: “Un día de patrullaje en el Santuario Nacional Los Manglares de Tumbes” en la sección: La columna del guardaparque, que se publicó en el primer boletín impreso del Comité de Gestión del SNLMT, que tuve el agrado de editar.
En el artículo, los guardaparques hicieron gala de conocer muy bien la zona, y hablaron de su importancia, así como de su flora y su fauna.
Y así transcurrieron mis días en Tumbes aprendiendo mucho de todas y cada una de las personas con quienes trabajé, y aportando desde mi experiencia periodística. En otra ocasión comentaré sobre la labor que desarrollan los especialistas, el jefe, el personal administrativo, y los guardaparques voluntarios, también integrantes del equipo que conserva cada ANP de nuestro país.
Mi retorno.- Cuando en diciembre de ese año, hubo que partir de retorno tuve que reunir muchas fuerzas para despedirme de tantos amigos que hice, a quienes va mi sentimiento de gratitud.
Y quizá por ello, mi retorno fue en bus y no en avión, acaso con la idea de hacer más larga mi despedida, acaso con la idea de mitigar un poco la añoranza que ya estaba empezando a sentir, cuando desde el bus empecé a divisar con mayor distancia la hermosa playa de Zorritos, donde por primera vez sentí un mar tibio y desde donde aprecié una maravillosa puesta de sol. Quizá por eso, me fui en bus y no en avión.
Quizá.
Lo cierto es que prometí regresar, pues hay muchísimo por hacer, y espero pronto volver a Tumbes, la ciudad del amor y del eterno verano; eterno, así como mi cariño.

Presentación de ESCRITOS


Hoy empieza ESCRITOS, mi segundo blog.
¿Qué redactaré aquí? crónicas, reportajes y noticias, principalmente.
Y como primera entrega, una crónica que escribí hace algún tiempo...